El Chamanismo Oceánico se basa en la capacidad humana innata para conectar con los océanos, sus misterios, su sabiduría ancestral y los seres que lo habitan. A través de esta práctica podemos recibir información de valor, obtener sanación, comunicarnos con los animales y otros seres del mar, contribuir al bienestar ecosistémico y energético de los mares y mucho más. Pero antes de sumergirnos en las profundidades del Chamanismo Oceánico vamos a ver qué es el Chamanismo.

El Chamanismo es una práctica ancestral que ha sido empleada en todo el planeta desde que la humanidad tiene consciencia. A través de ella vamos en búsqueda de conocimiento a una realidad no ordinaria (también llamada realidad sutil o realidad no visible a los ojos).

El Viaje Chamánico

Para poder entrar en esa realidad no ordinaria, el chamán o chamana realiza el viaje chamánico en un estado alterado de consciencia inducido habitualmente por el toque rítmico del tambor u otros instrumentos de percusión (maracas, djembé,…) y en otras ocasiones por el uso de sustancias psicoactivas (ayahuasca, peyote,…).

Este viaje consiste en guiar una parte de nuestra alma hacia los mundos sutiles, es decir, la realidad no ordinaria. A través del sonido del tambor tocado a un ritmo de aproximadamente 235 golpes por minuto se activa nuestra glándula pineal– situada en el cerebro a la altura del tercer ojo- y esta empieza a secretar dimetiltriptamina (DMT), también conocida como “la molécula divina”. Esta molécula nos ayuda a entrar en un estado ampliado de consciencia y poder percibir así la realidad no visible a los ojos.

Origen del Chamanismo

Chamanismo es un término inventado por los primeros antropólogos para clasificar las prácticas “primitivas” que no alcanzaban a comprender. La palabra “chamán” es de origen siberiano, aunque su etimología es dudosa. En la lengua tungús, un saman es una persona que golpea un tambor, entra en trance y sana a la gente. En la actualidad podríamos decir que un chamán es cualquiera que preste atención a su espíritu y a los de su alrededor y viva en coherencia a ello.

El antropólogo e historiador Mircea Eliade en su libro “El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis” identificó asombrosas similitudes entre las prácticas y el pensamiento de chamanes de diferentes regiones del mundo entero. Una de las grandes curiosidades es como esta manera de viajar entre mundos haciendo sonar el tambor se usaba desde hace milenios de igual manera en diferentes continentes sin que sus habitantes tuvieran contacto alguno. Podríamos afirmar que se trata de una sabiduría que viene ingénita en nosotros y que vivir conectados a nuestro alrededor es nuestro estado natural. 

El Chamanismo Oceánico

El Chamanismo Oceánico se basa en la capacidad que tenemos todos los seres humanos para conectar con el reino marino y establecer comunicación con toda esa fuente de información ancestral. Esta conexión oceánica a través del chamanismo nos permite adentrarnos en la realidad sutil de las profundidades, conocer parte de aquello que los humanos todavía no hemos descubierto de forma empírica, descubrir otro tipo de energías que se mueven en las aguas, establecer conexiones con animales y otros seres del mar, realizar activaciones energéticas para contribuir al equilibrio de los océanos y obtener sanación para nuestras dolencias físicas, mentales o emocionales, entre muchísimas otras opciones.

El mar es y ha sido siempre una fuente de misterios y un gran terreno desconocido para explorar. A través del Chamanismo Oceánico podemos descubrir un poco más acerca de él y sobretodo recordar el vínculo primigenio que todos tenemos con las aguas que nos han dado la vida.

“Lo que sabemos es una gota, lo que no sabemos es un océano”
Issac Newton

La superficie de nuestro planeta está constituida del 70% de agua y estas aguas están divididas en los 5 Océanos de la Tierra, Gaia: Ártico, Índico, Pacífico, Atlántico y Antártico. Cada mar de cada océano tiene sus particularidades también, incluso cada cala de cada mar tiene su energía genuina. Pero a nivel global, cada uno de los cinco océanos del planeta Tierra tiene una función ecosistémica y biológica a la vez que una función energética, una esencia única que lo caracteriza. Conectando con la energía de cada océano podemos recibir la sabiduría que lleva consigo así como la medicina que tiene para ofrecernos a la vez que elevamos nuestra vibración y despertamos en nosotr@s nuevos dones y capacidades.

Los seres del mar

A través del Chamanismo Oceánico podemos adentrarnos en la realidad sutil (o realidad no visible a los ojos) para conocer a los seres del mar de 5a dimensión. Estos seres tales como sirenas, selkies, tritones o nereidas están encarnados, es decir, tienen un cuerpo físico y nacen y mueren como nosotros los humanos. Una de las diferencias más notorias entre ellos y nosotros es que su frecuencia vibratoria es más elevada, y por eso decimos que vibran en quinta dimensión.

Su frecuencia vibratoria resuena con la frecuencia de unidad y amor, mientras que la frecuencia vibratoria humana- que está entre tercera y cuarta dimensión- todavía resuena con la dualidad. La vibración del planeta Tierra tiene una tendencia general a subir, y por lo tanto también nuestra vibración humana está subiendo. Por este motivo cada vez más personas se interesan por cuestiones espirituales y por ir más allá de lo visible a los ojos.

Una misión que nos mueve a hablar de Chamanismo Oceánico es la de establecer puentes entre las comunidades oceánicas y las comunidades humanas, para así volver a cooperar y trabajar juntos para Gaia. A través del viaje chamánico, la telepatía, la canalización, la meditación o la conexión con el corazón podemos comunicarnos con estos seres del mar y enriquecernos mutuamente con las sabidurías que tenemos para compartir.

Comunicación animal

Otro don que podemos despertar y potenciar a través del Chamanismo Oceánico es el de comunicarnos con los animales marinos, tales como cetáceos (ballenas, delfines, cachalotes…), peces, equinodermos, aves y en general todo tipo de animales.

Para iniciarnos en la comunicación con los animales marinos- y también con los seres de la quinta dimensión mencionados anteriormente- es necesaria una buena predisposición a establecer un vínculo emocional (ya sea de corta o de larga duración), así como practicar la abertura de nuestro canal comunicativo holístico, es decir, el que practica un idioma universal que va más allá de las palabras. A través de este canal los mensajes se pueden enviar y recibir a través de imágenes, sensaciones, certezas, intuiciones, audiciones y otros tipos de formas comunicativas. Normalmente predominará una u otra en cada un@, pero todas se pueden potenciar con el tiempo y la práctica.

La forma de comunicarnos con los animales es diferente a la que establecemos con los seres humanos donde predomina el hemisferio izquierdo del cerebro, es decir, nuestra parte más lógica y racional. Cuando nos comunicamos con los animales toma protagonismo una parte mucho más extrasensorial donde los dos hemisferios del cerebro están en constante intercambio de datos.

TOD@S PODEMOS CONECTAR

Al principio puede resultar dificultoso al no estar acostumbrados, pero con la práctica la comunicación llega a ser fluida, del mismo modo que cuando de pequeños aprendemos a hablar y al principio es difícil entendernos pero con el tiempo somos capaces de mantener largas conversaciones y compartir con la persona que tenemos delante.

Hoy en día una gran parte de la población humana está desentrenada en estas prácticas chamánicas, pero no por ello hemos perdido la capacidad de adentrarnos en la realidad sutil. Con tiempo y práctica tod@s somos capaces de vivir conectados al Universo y de hacer que esta conexión forme parte de nuestro día a día.

Si quieres sumergirte de lleno en el mundo del Chamanismo Oceánico y la realidad sutil puedes leer acerca de la formación presencial que ofrecemos o ver este vídeo donde te contamos más detalles:

Muchas gracias por leer hasta aquí. Me encantará conocer tus opiniones y experiencias acerca del Chamanismo Oceánico en los comentarios. 

Recibe un fuerte abrazo,

Raquel Texidó

💙